Por un lado, debemos trabajar sobre la rutina en sí, para favorecer la independencia. Para esto, hacemos uso de adaptaciones del entorno, productos de apoyo, materiales caseros que puedan facilitar esta autonomía. Son materiales que específicamente se utilizan para cada una de las rutinas.
Por otro lado, debemos trabajar sobre los requisitos imprescindibles para que esa rutina salga: es decir, trabajamos con actividades y materiales que mejoren la organización temporo-espacial, la secuenciación, la planificación y la ejecución. Estos pueden ser físicos o digitales, pero difieren de la actividad en sí.